LA SOMBRA QUE PLANEA SOBRE NOSOTROS
Corría, de niño,
por la plaza
del pueblo.
Desde la torre
de la iglesia
las cigüeñas
observaban
mi destino.
Todo era posible entonces.
Corría, libre, entonces,
por la plaza
de mi pueblo.
Todos somos iguales,
al menos,
cuando niños.
Todo es posible entonces.
Luego, la vida,
nos marca
como al ganado
con una cara
o con una cruz.
Corríamos entonces;
hoy nos pesa el peso
de la sombra
a unos más que a otros:
es el destino.
Corramos, pues,
como niños,
la sombra en una esquina,
y que le den por saco
al destino.
VOLAR
Hay un virus
en la calle
que no nos deja
volar.
Aunque el hombre
pueda volar
con su imaginación,
como ahora mismo.
Dedico estos versos
a los que ya no vuelan
ni en casa
por culpa de este virus
que está matando a tanta gente.
(Ojalá estén soñando bonito).
El miedo no nos deja
volar.
Por eso,
cuando acabe este mal sueño
quiero
volar,
quizá a un país extranjero
o quizás, simplemente,
volver a pisar mi calle.
Madrid, marzo de 2020.
VOLAR
Hay un virus
en la calle
que no nos deja
volar.
Aunque el hombre
pueda volar
con su imaginación,
como ahora mismo.
Dedico estos versos
a los que ya no vuelan
ni en casa
por culpa de este virus
que está matando a tanta gente.
(Ojalá estén soñando bonito).
El miedo no nos deja
volar.
Por eso,
cuando acabe este mal sueño
quiero
volar,
quizá a un país extranjero
o quizás, simplemente,
volver a pisar mi calle.
Madrid, marzo de 2020.
EDUARDO BRAVO