Umbrío por la pena, casi bruno,
porque la pena tizna cuando estalla,
donde yo no me hallo no se halla
hombre más apenado que ninguno.
Sobre la pena duermo solo y uno,
pena es mi paz y pena mi batalla,
perro que ni me deja ni se calla,
siempre a su dueño fiel, pero importuno.
Cardos y penas llevo por corona,
cardos y penas siembran sus leopardos
y no me dejan bueno hueso alguno.
No podrá con la pena mi persona
rodeada de penas y de cardos:
¡cuánto penar para morirse uno!
EL RAYO QUE NO CESA
(1934-1935)
Miguel HERNÁNDEZ
EL PRISIONERO
Carcelera, toma la llave,
que salga el preso a la calle.
Que vean sus ojos los campos
y, tras los campos, los mares,
el sol, la luna y el aire.
Que vean a su dulce amiga,
delgada y descolorida,
sin voz, de tanto llamarle.
Que salga el preso a la calle.
Rafael ALBERTI
LOS PÁJAROS
En el árbol desnudo,
alborotan los pájaros gritando;
son pobres, y no tienen
más que su voz y su alegría,
y la derrochan.
Yo he recogido un poco de ésta
para los días más escasos.
José Jiménez LOZANO
DISCRECIÓN
(MICROCUENTO)
Le invitaron a pensar y dijo que no quería ocasionar molestias, que ya pensaría en casa.
Pere CALDERS
CUESTIONES DE TRÁMITE
(MICROCUENTO)
Le dijeron al reo que tenía el derecho a una última voluntad, pero él contestó que pasaba, porque no se pondrían de acuerdo.
Pere CALDERS
-¿Oíste a la Sara?
Daniel, el Mochuelo, no se atrevió a mentir:
-La oí -dijo.
-Te habrás fijado que es una maldita pamplinera.
-A mí me metió miedo, la verdad -confesó, aturdido, el Mochuelo.
-¡Bah!, no hagas caso. Todo eso de los ojos vidriados y los pies que no se mueven son pamplinas. Mi padre dice que cuando la diñas no te enteras de nada.
Movió el Mochuelo, dubitativo, la cabeza.
Miguel DELIBES
El Camino (1950)